VOY CONSCIENTE

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¿Fluyes o empujas?



Tal vez te ha pasado alguna vez que has luchado con todas tus fuerzas por conseguir algo, lo has intentado de todos los modos que se te han ocurrido, has perseverado durante meses o incluso años.

Otras veces, en cambio, tal vez te ha sucedido todo lo contrario. Aparece una oportunidad en tu vida, sin buscarla ni haber pensado en esa posibilidad, y resulta ser lo mejor que podía pasarte en ese momento. ¿Un golpe de suerte?

 Es que la vida parece tener su propio plan. Al fin y al cabo, el universo fluye de un modo en el que todos estamos entremezclados, influyéndonos unos a otros. No tenemos un control total sobre las cosas que nos suceden. Somos como esa persona que se encuentra en medio de una multitud que la arrastra de un lado a otro mientras trata de abrirse paso. Desea llegar a un lugar determinado, pero la multitud la arrastra en dirección contraria. ¿Qué puede hacer entonces? Si es una persona inteligente, no se empeñará en luchar contra la multitud, sino que se dejará llevar por ella y estará atenta a las oportunidades que le surjan en ese camino.

Sólo hay dos maneras de vivir en la vida: fluir o empujar

Incluso una persona que está sentada en su sofá, puede estar fluyendo o empujando, pues esta es una actitud interior, con independencia de cómo se manifieste exteriormente.

Es fácil saber si uno fluye o empuja.
Si fluyes vives sin esfuerzo. Si empujas, vives esforzándote.


Si fluyes estás conectado en el aquí y el ahora, como los niños. Si empujas vives en el futuro, perdiéndote el presente.

Si fluyes los momentos se hacen intensos y el tiempo se alarga. Si empujas, no hay instantes, pues tu percepción no los retiene, porque te avanzas en el tiempo.

Si fluyes la vida toma una intensa luminosidad, donde se aprecia lo bello en las cosas más pequeñas. Si empujas, la vida a tu alrededor se vuelve borrosa por efecto de la velocidad.

Si fluyes creas. Si empujas, trabajas.

Si fluyes, tus sentidos se muestran en alerta y tu conciencia abierta a la sorpresa y la curiosidad. Si empujas, limitas tu campo de visión y puedes llegar a la obsesión.

Si fluyes vives desapegado de cadenas emocionales y mentales. Si empujas, te mueves por la irrefrenable fuerza de atracción de un apego.

Si fluyes estás abierto al universo infinito de las posibilidades. Si empujas, te autolimitas impidiendo que el vasto universo se te manifieste.

Si fluyes trasciendes los límites de tu propia realidad. Si empujas, vives dentro de la jaula de una versión cultural limitada de entender la realidad.

Si fluyes vives la magia sorprendente, rica y abundante de la incertidumbre. Si empujas, vives bajo la falsa creencia de intentar controlar el flujo de la vida.

Si fluyes vives desde el corazón, donde habita tu Yo verdadero. Si empujas vives desde la mente, donde habita el Yo de los otros.

Si fluyes te alineas con la magia de la vida, conectándote con tu poder interior de generar la vida que deseas vivir. Si empujas, cedes el poder a los otros.

Si fluyes vives sin miedos. Si empujas, vives lleno de miedos.

Si fluyes es que crees en Ti. Si empujas, es que no crees en Ti.

Si fluyes Eres. Si empujas, dejas de Ser.

Si fluyes crees en la Vida. Si empujas, es que un día dejaste de creer en ella.

Si fluyes es que tienes alas y por tanto eres un Ser Alado. Si empujas, es que seguramente perdiste las alas, ya sea por distracción, ya sea porque te las amputaron.

La buena noticia es que las alas siempre rebrotan en tu espalda. Pero sólo si estás conectado con el único momento de la vida que tienes: el ahora. Este es el secreto para fluir, y dejar de empujar.

Para fluir debes de cambiar el rumbo de tu viaje. Deja de viajar hacia fuera, y comienza a viajar hacia adentro. Viajar hacia fuera es viajar constantemente deslumbrado por el espejismo del falso profeta llamado futuro. Viajar hacia dentro de ti es conectarte con el momento presente, al encuentro del verdadero maestro: Tú mismo.

Quizás te parezca difícil dejar de empujar y comenzar a fluir, pero todo es cuestión de voluntad y paciencia. Tómate tu tiempo y sé generoso contigo mismo en el proceso, ya que tu mente está tan acelerada que, como un coche de fórmula uno, necesita su espacio antes de frenar del todo. Y de manera progresiva, en tu mundo empujado, poco a poco comenzarás a vivir cada vez mayores espacios libres donde fluya la magia de la vida, que reconocerás porque se te mostrará intensamente en ese tu eterno momento presente.



¡Deja de empujar y fluye con el flujo mágico de la vida desplegando aquí y ahora tus alas creadoras!
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