¿Proactivo o reactivo? La respuesta puede ser la clave de tus problemas
Los conceptos de proactivo y reactivo han sido desarrollados en el contexto de la psicología del trabajo, aunque inicialmente fueron acuñados por Víctor Frankl, un neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió a los campos de concentración nazis. Con el tiempo, el mundo laboral se apropió de estos principios y actualmente son muy populares en ese ámbito.
Se define como proactivo a aquel sujeto que es capaz de tomar la iniciativa frente a las dificultades.Esto quiere decir que sus actitud básica es la de proponer soluciones y tomar la responsabilidad frente a las situaciones, sin necesidad de que lo inviten o lo presionen para que lo haga. Se enfoca a la acción, en función de superar problemas, a los que en realidad ve como desafíos.
A su vez, la persona reactiva es aquella que, como el nombre lo indica, se limita a reaccionar o responder solo cuando se ve conminado o presionado a ello. Su tipo de reacción es fundamentalmente pasiva. No actúa, si no hay necesidad de actuar. No propone, si algo no lo obliga a ello. No intenta ir más allá, sino que solamente responde en caso de que haya un estímulo que lo incite a hacerlo.
Reactivos frente a proactivos
Para darle raíces a estos conceptos, veamos cómo se expresan en la realidad cotidiana. Enseguida te mostraremos los principales rasgos del perfil de una persona reactiva y de una persona con perfil proactivo. De este modo clarificaremos la idea.
La persona reactiva hace usualmente lo siguiente:
- No suele prever las consecuencias de sus actos
- Reacciona de forma impulsiva frente a los problemas, casi siempre con agresividad o sintiéndose intimidado
- Rechaza el análisis de sus actos. Piensa que no vale la pena porque cada quien es como es
- Se enfoca en los factores externos para descubrir las causas de sus problemas. Suele culpar a esos factores de su malestar
- Piensa mucho en cambiar de entorno como fórmula para resolver sus dificultades
La persona de perfil proactivo, por su parte, tiene en general estos patrones de conducta:
- Suele ser precavido. Se adelanta a los hechos y toma acciones para que las dificultades no lo encuentren desprevenido
- Piensa antes de actuar
- Trabaja con base en metas y es perseverante hasta alcanzarlas
- Le da importancia al conocimiento de sí mismo. No teme reconocer sus errores, ni busca justificaciones para ellos
- Frente a un problema, reacciona con reflexión. Toma la iniciativa para resolverlo y frecuentemente lo convierte en una oportunidad
Creencias que nos impiden ser proactivos
Hay todo un conjunto de creencias que repetimos a diario y que minan nuestras posibilidades para evolucionar hacia una actitud más proactiva. Miedos e inseguridades que nos atenazan y sobre todo nos paralizan. Así, la persona reactiva se guarda su energía porque teme que en cualquier momento puedan atacarle; al contrario que la persona de perfil proactivo, que entiende que la mejor manera de vivir es estar siempre con impulso, en movimiento.
¿Cuáles son estas creencias sin base que nos hacen reactivos?
Algunas de las creencias que nos pueden hacer más reactivos son:
- No me alcanza el tiempo. Se trata de una justificación ya que siempre se puede planificar el tiempo de manera que alcance para realizar las actividades que son de nuestro interés. El tiempo está ahí, no le pertenece a nada ni a nadie, somos nosotros quienes decidimos a qué lo dedicamos.
- Nadie valora lo que hago. También es una excusa, generalmente para no poner mayor empeño en las tareas que realizamos. La persona otorga más valor a la reacción de los demás que a su amor propio; expresado este en hacer todo de la mejor manera posible.
- Prefiero guardarme lo que pienso. Esta supuesta preferencia encubre una falta de compromisocon las propias ideas y sentimientos. En el fondo lo que hay es miedo a causar desagrado en otros, a ser rechazado o a poner a prueba las propias convicciones.
- No tengo suficiente dinero. Muchas personas atan sus sueños al factor económico. Quizás esos sueños se están diseñando de manera que se vuelvan imposibles. Se sueña solo con lo que es imposible de realizar y así la persona permanece en su zona de confort, repitiendo que no hay manera de lograr lo que desea.
- Dejo todo para lo último, pero siempre me alcanza el tiempo. El hábito de posponer sucesivamente los compromisos y dejar todo para lo último esconde apatía o falta de interés. Pero no se aborda esa desmotivación, sino que se justifica diciendo que al final se logra cumplir.
- Prefiero no llamar mucho la atención. No hay que confundir una cierta introversión o modestia, con la actitud facilista de no expresarse para no comprometerse con nada. En este último caso, las personas dejan que sean otros los que solucionen las cosas y simplemente “se dejan llevar”.
Siendo justos con las personas proactivas cuentan con una ventaja y es que, de tanto reaccionar en situaciones de estrés, suelen ser más eficaces cuando realmente se presenta un imprevisto. Su nivel de ansiedad suele ser menor porque se saben hábiles en el “ojo del huracán”, donde nada está organizado y aparentemente es un caos. Esto las hace más atractivas para ocupar determinados puestos que demandan este tipo de actuaciones.
Sea de una manera o de otra, piensa que todos tenemos un estilo más o menos generalizado que se acerca a un polo o a otro. Tu trabajo va a consistir en identificarlo y sobre todo trabajar con él para que se ponga a tu disposición y en ningún caso sea él el que mande en tu vida.
Fuente: www.lamenteesmaravillosa.com
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