Debes saber esto: no existen los caminos equivocados, puesto que en este viaje no puedes «dejar de ir» hacia donde vas.
Es simplemente una cuestión de velocidad, sencillamente una cuestión de cuándo llegarás; pero también eso es una ilusión, ya que no existe el «cuándo», como tampoco existen el «antes» o el «después». Sólo existe el ahora; un eterno momento del siempre en el que te experimentas a ti mismo.
Entonces ¿qué sentido tiene? Si no hay ningún camino que «recorrer», ¿qué sentido tiene la vida? ¿Para qué debemos preocupamos por lo que hagamos?
Bueno. Por supuesto, no debéis; pero haríais bien estando atentos. Simplemente, observad quiénes y qué sois, hacéis y tenéis, y mirad a ver si eso os sirve.
El sentido de la vida no es ir a un lugar; es darse cuenta de que ya estáis allí, y siempre habéis estado. Estás, constantemente y para siempre, en el momento de creación pura. El sentido de la vida es, pues, crear quienes y quién sois, y luego experimentarlo.
¿Y qué ocurre con el sufrimiento? ¿Es el sufrimiento el camino hacia Dios? Algunos dicen que es el único camino...
El sufrimiento es un aspecto innecesario de la experiencia humana. No sólo es innecesario; es también insensato, desagradable y peligroso para la salud.
Entonces, ¿por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué Tú, si eres Dios, no le pones fin, ya que tanto te desagrada?
Ya le he puesto fin. Pero sencillamente os negáis a utilizar las herramientas que os he dado para hacerlo.
El sufrimiento no tiene nada que ver con los acontecimientos, sino con cómo reacciona uno ante ellos.
Lo que sucede es meramente lo que sucede. Pero lo que uno piense de ello es otra cuestión.
-Conversaciones con Dios - Neale Donald Walsch-
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