VOY CONSCIENTE

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La liberación de la infelicidad




LA LIBERACIÓN DE LA INFELICIDAD

¿Te disgusta hacer lo que haces? Tal vez te disguste tu trabajo; o puede que hayas aceptado hacer algo y estés haciéndolo, pero hay una parte de ti que se resiente y se resiste. ¿Sientes un resentimiento no expresado hacia alguna persona cercana? ¿Eres consciente de que la energía que emanas tiene unos efectos tan dañinos que te contamina y contamina a los que te rodean? Mira detenidamente en tu interior. ¿Existe algún rastro, por pequeño que sea, de resentimiento o de mala disposición? Si lo hay, obsérvalo tanto a nivel mental como emocional. ¿Qué pensamientos crea tu mente en torno a esa situación? Después observa la emoción, que es la reacción corporal a esos pensamientos. Siente la emoción. ¿Te resulta agradable o desagradable? ¿Es una energía que elegirías tener dentro de ti? 

¿Tienes elección?

Quizá se están aprovechando de ti, tal vez estás haciendo un trabajo tedioso, quizá alguien cercano a ti es deshonesto, irritante o inconsciente, pero todo eso es irrelevante. Es indiferente que los pensamientos y las emociones que te provoca esa situación estén justificados. El hecho es que te estás resistiendo a lo que es. Estás convirtiendo el momento presente en un enemigo. Estás creando infelicidad, conflicto entre dentro y fuera. Tu infelicidad está contaminando tu ser interno, a los que te rodean y la totalidad de la psique humana de la que formas parte inseparable. La contaminación del planeta sólo es el reflejo externo de una contaminación psíquica interna: millones de individuos inconscientes que no se responsabilizan de su espacio interno.

Deja de hacer lo que estás haciendo, habla con la persona implicada y exprésale claramente lo que sientes, o bien suelta la negatividad que tu mente ha creado en torno a la situación y que no sirve a otro propósito que el de fortalecer un falso sentido de identidad. Es importante reconocer su futilidad. La negatividad nunca es la mejor manera de hacer frente a una situación. De hecho, la mayoría de las veces te mantendrá cautivo en su seno, bloqueando el cambio real. Cualquier cosa que hagas con energía negativa quedará contaminada por ella y con el tiempo producirá más dolor, más infelicidad. Además, cualquier estado interno negativo es contagioso: la infelicidad se transmite más fácilmente que las enfermedades físicas. Activa y alimenta la negatividad latente en los demás por resonancia, a menos que sean inmunes, es decir, muy conscientes.

¿Estás contaminando el mundo, o lo estás limpiando? Eres responsable de tu espacio interno —nadie más lo es— y también eres responsable del planeta. Lo mismo que ocurre dentro, sucede fuera: cuando los humanos limpiemos la contaminación interna, también dejaremos de generar polución externa.

¿Cómo podemos soltar la negatividad, tal como sugieres?

Soltándola. ¿Cómo sueltas un trozo de carbón ardiente que te quema en la mano? ¿Cómo sueltas un equipaje pesado e inservible que estás llevando? Reconociendo que no quieres sufrir el dolor ni seguir llevando la carga, y después dejándola caer.

La inconsciencia profunda, como el cuerpo-dolor o cualquier otro dolor profundo, como la pérdida de un ser querido, generalmente ha de ser transmutada mediante la aceptación combinada con la luz de tu presencia: tu atención mantenida. Por otra parte, hay muchas pautas de inconsciencia ordinaria que puedes soltar cuando te das cuenta de que ya no las necesitas, cuando te das cuenta de que puedes elegir, de que no eres tan solo un amasijo de reflejos condicionados. Todo esto requiere tener acceso al poder del ahora. Sin él no tienes elección.

Si llamas a algunas emociones negativas, ¿no estás creando una polaridad mental entre bueno y malo, como explicaste antes?

No. La polaridad se creó en una etapa previa, cuando tu mente juzgó que el momento presente era malo; seguidamente ese juicio creó la emoción negativa.

Pero si llamas negativas a algunas emociones, ¿no estás diciendo que no deberían estar presentes, que no está bien tenerlas? Yo entiendo que deberíamos darnos el permiso de experimentar cualquier sentimiento que surja en lugar de juzgar que es malo o decimos que no deberíamos tenerlo. Está bien estar resentido; está bien estar enfadado, irritado, alterado o cualquier otra cosa; de otro modo caemos en la represión, en el conflicto interno o en la negación. Todo está bien tal como es.

Por supuesto. Una vez que el patrón mental, la emoción o la reacción ya se han desencadenado, acéptalos. No fuiste lo suficientemente consciente como para poder elegir en ese sentido. Esto no es un juicio, sino un hecho. Si tuvieras elección, si te dieras cuenta de que tienes elección, ¿qué elegirías: el sufrimiento o la alegría, la relajación o la incomodidad, la paz o el conflicto? ¿Elegirías un pensamiento o sentimiento que te alejara de tu estado natural de bienestar, de la alegría interna? Hay un tipo de sentimientos que denomino negativos, que simplemente significa malos. Y no lo digo en el sentido de «no deberías tenerlos»; me refiero a ellos como algo simple y llanamente malo, como un dolor de estómago.


¿Cómo es posible que sólo en el siglo XX los seres humanos hayan matado a más de 100 millones de congéneres? El hecho de que los humanos se hayan causado mutuamente un sufrimiento de tal magnitud es absolutamente inconcebible. Y eso sin tener en cuenta la violencia física, emocional y mental, la tortura, el dolor y la crueldad que se siguen infligiendo cada día unos a otros y a los demás seres sensibles.

¿Actúan así porque están en contacto con su estado natural, con la alegría interna? Por supuesto que no. Sólo personas que están en un estado profundamente negativo, que se sienten muy mal, crearían una realidad así como reflejo de lo que sienten. Ahora se están dedicando a destruir la naturaleza y el planeta que los sustenta. Increíble pero cierto. Los seres humanos son una especie peligrosamente loca y muy enferma. Esto no es juicio, es un hecho. Y también es un hecho que debajo de la locura está la cordura. Podemos acceder a la sanación y a la redención ahora mismo.

Volviendo concretamente a lo que has dicho, es cierto que cuando aceptas tu resentimiento, mal humor, enfado, etc., ya no estás obligado a expresarlos ciegamente, y es menos probable que los proyectes en los demás. Pero me pregunto si no te estás engañando. Después de haber practicado la aceptación durante cierto tiempo, como tú la has practicado, llega un momento en que tienes que pasar a la etapa siguiente, en la que dejas de crear esas emociones negativas. Si no lo haces, tu «aceptación» se convierte en una etiqueta mental que permite a tu ego continuar cayendo en la infelicidad y fortalecer su separación de los demás, de tu entorno, de tu aquí y ahora. Como sabes, la separación es la base del sentido de identidad del ego. La verdadera aceptación transmutaría esos sentimientos de inmediato. Y si realmente supieras en lo profundo de ti que «todo está bien», cosa que por otra parte es cierta, ¿crees que tendrías esos sentimientos negativos? Si no hubiera juicio, si no hubiera resistencia a lo que es, no surgirían. Mentalmente tienes la idea de que «todo está bien», pero en el fondo no te lo crees, por lo que los viejos patrones de resistencia emocional y mental siguen en su sitio. Eso es lo que hace que te sientas mal.

Eso también está bien.

¿Estás defendiendo tu derecho a ser inconsciente, tu derecho a sufrir? No te preocupes: nadie te lo va a quitar. Cuando te das cuenta de que cierto alimento te pone enfermo, ¿qué haces? ¿Sigues comiéndolo y afirmando que está bien estar enfermo?

El poder del ahora - Eckhart Tolle
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