VOY CONSCIENTE

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La solución está en nosotros



Pruebas de la Realidad

Las pruebas de realidad consisten en una serie de preguntas que usted puede realizar dirigidas a sí mismo con el fin de comprobar el grado de válidez que tienen sus pensamientos automáticos.

La primera prueba de realidad consiste en buscar las pruebas para mantener la seguridad en la creencia de un pensamiento automático: "¿Qué pruebas tengo para creer esto? ¿Hay alguna prueba en contra de este pensamiento automático? 

Una persona que esperaba ser vista por el médico, llevaba esperando media hora más de la cita acordada previamente. Le vino a su mente el pensamiento automático: "Mi caso no le interesa nada, debe de tener otros más interesantes"y comenzó a sentirse triste y con deseos de abandonar la consulta. Sin embargo se preguntó: "¿Que pruebas tengo para creer que al médico no le interesa mi caso?". Se respondió que en otras visitas el médico se había mostrado con mucho interés por su evolución, y que la media hora de tardanza se podía deber a otros motivos ajenos a ella. Esto le hizo animarse de nuevo y apartó su tristeza.

La segunda prueba de realidad consiste en buscar otras interpretaciones o valoraciones distintas y posibles al pensamiento automático, a esto técnicamente se le llama reatribución. Se utiliza una pregunta del estilo: "¿Puede haber otra explicación para esto?", o "¿Puede haber otras razones o motivos para esto?". Esta pregunta puede ser de utilidad para valorar la seguridad en los pensamientos automáticos referentes a las causas que asignamos a los sucesos. 

Una chica estaba en su primera cita con su pareja, ambos estaban muy callados, y ninguno se atrevía a hablar por el momento. A ella se le vino a la cabeza: "Seguro que no le gusto”, y comenzó a sentirse triste y ansiosa. Sin embargo pudo encontrar otras explicaciones más validas para lo que estaba ocurriendo: Ambos parecían más bien tímidos, era su primera cita, les resultaba difícil empezar. Pensando esto redujo su malestar, y dijo a su pareja sonriendo:" Parece que estamos un poco nerviosos, ¿no te parece?", lo que produjo también una sonrisa en su pareja y "rompió el hielo" para comenzar a conversar. 

Nuestra actitud hace la diferencia en la manera de estar y participar de la vida. Si pudiéramos medir la vida con una cinta métrica, lo que ocurre afuera marcaría una pequeña parte de la cinta y el resto, la mayor parte, sería cómo reaccionamos a todo aquello que nos ocurre, representa nuestra actitud.
Lo mejor de toda esta historia es que la actitud es algo que depende únicamente de nosotros, algo sobre lo que podemos influir y modificar una vez que lo hacemos consciente. Es muy alentador saber que la solución para sentirnos bien está en nosotros y en cómo queramos mirar la vida.

Nuestra vida transcurre al menos en dos dimensiones: 

*En el mundo físico, material y exterior  
*En la dimensión interior, psicológica y espiritual de nuestro Ser

No todas las personas vivimos por igual en ambas dimensiones. Cada quien, según su tipo de personalidad, su manera de ser y de ver la vida, puede habitar en mayor o menor medida en una u otra dimensión. Según cada quien y cada cual, varia la proporción de tiempo y espacio que le dedicamos a vivir en una u otra dimensión.

Existen personas, en los cuales me incluyo, que intentamos practicar el equilibro para vivir en ambas dimensiones de la manera más balanceada posible. Tengo la certeza que todo lo que está en equilibrio está bien. Esta práctica resulta de gran utilidad como guía y orientación para nuestra vida. Podemos reconocer lo que está o no en equilibrio, cuando escuchamos a nuestra voz interior, allí encontrarás la respuesta.
Confía en ti y lo sabrás.

Nuestro mundo interior y exterior están permanentemente interconectados y nuestra vida transcurre en la interrelación de ambas dimensiones. Lo que sucede en una afecta a la otra y viceversa.
Los procesos de aprendizaje y crecimiento personal suceden en nuestro mundo interior. Exploramos, comprendemos, nos preguntamos, reconocemos, aprendemos y crecemos adentro. En ocasiones hemos iniciado un proceso de crecimiento personal para superar situaciones emocionales difíciles y todo cuánto hemos vivido durante este proceso ha ocurrido mayormente dentro de nosotros. Al vivir este proceso interior podría presentársenos la duda acerca de cuánto de lo que hemos avanzado y logrado resulta real.
En otras ocasiones, asumimos intenciones y propósitos en las acciones de los otros que abren margen a la posibilidad de que realicemos interpretaciones equivocadas.  Y a partir de ahí y como resultado de nuestras interpretaciones, nos hacemos muy mala vida. Muchas veces el sufrimiento, la frustración, el dolor y el enojo son el resultado de las interpretaciones que le damos a lo que ha ocurrido y no del hecho en sí.
Para salir de dudas sobre tus procesos, tus progresos y tus relaciones, lo más recomendable será hacer prueba de realidad. Se trata de validar en el mundo exterior la certeza de nuestras ideas sobre el proceso que estamos viviendo, el otro o la relación.  Constatar nuestro proceso interior en el mundo exterior que habitamos, será siempre una manera muy recomendable para practicar el equilibrio de nuestra existencia en ambas dimensiones.
Si crees que has sanado y superado una relación del pasado que resultó muy dolorosa, es posible que por esos imponderables de la vida se presente la oportunidad de constatarlo. Haciendo prueba de realidad, sabrás que tanto hay de cierto y de avance en tu proceso de dejar ir o despedirte.
La vida nos regala casi siempre oportunidades para hacer prueba de realidad y validar nuestros procesos interiores. Muchas veces las ocasiones para hacer prueba de realidad aparecen sin buscarlas, se nos ofrece sola la oportunidad para confirmarlo.
Podrás saber cuánto has avanzado en tu proceso de aceptación de ti mismo,  si cuando estás en un grupo  realizas o no un esfuerzo superior por encajar y agradar, buscando la aceptación del grupo. Esta ocasión te permitirá hacer prueba de realidad para conocer cuánto hemos avanzado y cuánto nos falta aún por recorrer en este camino de aceptación y valoración de uno mismo.
La vida es un camino de continuo aprendizaje. Hay muchos aspectos de nuestro desarrollo y crecimiento personal como la aceptación, el perdón, la tolerancia, la confianza en uno mismo, la gratitud, el desprendimiento, la paz, el desapego, la felicidad, entre muchos otros que cada quien decidirá explorar, conocer, aprender y practicar según su experiencia de vida y sus necesidades interiores a satisfacer en esa etapa.
Cualquiera que sea tu proceso, el tema o los temas en tu vida en los cuales decidas aprender, crecer y practicar, una vez transcurrido un tiempo y sientas que has avanzado, que has experimentado logros personales importantes en esa dirección y ese camino; será muy recomendable hacer prueba de realidad para validar tu progreso y confirmar en el mundo exterior que tanto hay de cierto es ese avance y esos logros.

 Para seguir avanzando y lograr aquello que deseas en tu proceso de crecimiento personal. Los procesos nos son lineales, cada quien los transita y experimenta a su manera y en sus tiempos.

Aprovechemos la ocasión para conocer sobre nuestro progreso, retomar nuestro camino o reorientar la brújula para llegar a nuestro destino deseado, cuando la vida nos regale estas oportunidades.
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