VOY CONSCIENTE

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"Ama sin renunciar a tu identidad"



El deseo no es apego

 Querer algo con todas las fuerzas no es malo, convertirlo en imprescindible, sí.

El hecho de que desees a tu pareja, que la degustes de arriba abajo, que no veas la hora de enredarte en sus brazos, que te deleites con su presencia, su sonrisa o su más tierna estupidez, no significa que sufras de apego. El placer (o si quieres, la suerte) de amar y ser amado es para disfrutarlo, sentirlo y saborearlo. Si tu pareja está disponible, aprovéchala hasta el cansancio; eso no es apego sino intercambio de reforzadores. Pero si el bienestar recibido se vuelve indispensable, la urgencia por verla no te deja en paz y tu mente se desgasta pensando en ella; bienvenido al mundo de los adictos afectivos.
Recuerda: el deseo mueve al mundo y la dependencia lo frena. La idea no es reprimir las ganas naturales que surgen del amor, sino fortalecer la capacidad de soltarse cuando haya que hacerlo. Un buen sibarita (persona que procura para sí la mejor comodidad y refinamiento) jamás crea adicción.

El desapego no es indiferencia

Amor y apego no siempre deben ir de la mano. Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro.

Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura. El individuo que decide romper con la adicción a su pareja entiende que desligarse psicológicamente no es fomentar la frialdad afectiva, porque la relación interpersonal nos hace humanos (los sujetos “apegados al desapego” no son libres, sino esquizoides).

No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él. El desapego no es más que una elección que dice a gritos: el amor es ausencia de miedo.

¿Por qué nos ofendemos si el otro no se angustia con nuestra ausencia?
¿Por qué nos desconcierta tanto que nuestra pareja no sienta celos?
¿Realmente estamos preparados para una relación no dependiente?
¿Alguna vez lo has intentado?
¿Estás dispuesto a correr el riesgo de no dominar, no poseer y aprender a perder? ¿Alguna vez te has propuesto seriamente enfrentar tus miedos y emprender la aventura de amar sin apegos, no como algo teórico sino de hecho?

Si es así, habrás descubierto que no existe ninguna contradicción evidente entre ser dueño o dueña de tu propia vida y amar a la persona que está a tu lado ¿verdad? No hay incompatibilidad entre amar y amarse a uno mismo. Por el contrario, cuando ambas formas de afecto se disocian y desequilibran, aparece la enfermedad mental. Si la unión afectiva es saludable, la conciencia personal se expande y se multiplica en el acto de amar. Es decir, trasciende sin desaparecer E.E. Cummings lo expresaba así: “Amo mi cuerpo cuando está con tu cuerpo, es un cuerpo tan nuevo, de superiores músculos y estremecidos nervios”.


Fragmento Extraído del libro "Amar o Depender"
                                                                                               Walter Riso


​​Desapego no significa cortar con algo o alejarse. Significa practicar el amor incondicional y aprender que no necesitamos nada exterior para estar en paz.
Es comprender que no controlamos nada.
Necesitamos fortaleza para permanecer libres de la influencia de los demás, de sus opiniones, sus “juicios”. El desapego es precisamente esta fortaleza.
Despréndete de todo y de todos sin dejar de compartir, disfrutar y ser feliz.


El amor es lo más bello que se nos ha dado, es para ser gozado y disfrutado, es para hacer una vida plena y segura, es dar todo así como lo recibimos todo. 
El amor no tiene necesidad de ocultar nada, puede mostrarse a la luz del día. 


El Amor es LIBRE!!!

El amor sólo es verdadero cuando se entrega libremente.
A veces, ese deseo de retener a la persona que amamos va demasiado lejos y actuamos posesivamente, como si el amor implicase esclavitud.

Nunca trates de esclavizar aquello que libremente se te da, porque así lo perderás.
Todos nacemos libres, y así debe ser siempre.
Cuando pones una jaula y lo quieres todo para ti, terminas por arruinar la relación.

Las jaulas aunque sean de oro no dejan de ser lo que son: JAULAS.
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