Por suerte o por desgracia, el sentido de la vida no es una
fórmula mágica ni una meta que se pueda transferir de una persona a otra, debe
ser una respuesta que venga de tu interior y que te satisfaga solo a ti. Sin
embargo, algunas preguntas pueden ayudarte a encontrar el verdadero sentido de
la vida.
La clave: Preguntas adecuadas, respuestas personales
¿Por qué estarías dispuesto a sufrir?
El primer paso no consiste en buscar las cosas que te hacen
feliz o que te agradan, eso sería demasiado fácil y hasta banal. En su lugar,
pregúntate por qué cosas estarías dispuesto a sacrificarte, esas son las cosas
verdaderamente importantes de tu vida, por las que estarías dispuesto a dejarlo
todo y por las que vale la pena luchar de verdad.
¿Cómo imaginas tu vida dentro de 5 años?
A menudo estamos tan inmersos en nuestra rutina cotidiana
que no nos damos cuenta de que necesitamos planificar nuestro futuro. Si no lo
haces, los hábitos de hoy decidirán tu vida de mañana. Por tanto, haz un
esfuerzo de imaginación y piensa en cómo querrías que fuese tu vida dentro de 5
o 10 años. Recréalo todo con el más mínimo detalle y cuando regreses de tu
sueño, pregúntate si la vida que llevas hoy te conduce a esa vida ideal o, al
contrario, te aleja de ella. Recuerda que si no sabes a dónde vas, no llegarás
nunca.
¿Qué harías si no tuvieses miedo?
El miedo es un mecanismo inmovilizante, que nos obliga a
mantenernos en nuestra zona de confort, sin arriesgar. Hay personas que pierden
toda la vida por miedo, sin atreverse a dar jamás ese paso que hubiera podido
marcar la diferencia. Por consiguiente, imagínate qué harías si no
experimentaras temor y después, planifica tareas prácticas que te permitan
lograr, poco a poco, ese estado.
¿Qué harías si estuvieras seguro de que no fracasarás?
El temor al fracaso y a la crítica social también nos
inmoviliza. A menudo tenemos ideas excelentes que nunca llevamos a la práctica
porque nos convencemos de que son una locura. Luego, vemos que otra persona las
ha realizado y ha tenido éxito y nos sentimos como unos fracasados. Si quieres
darle un nuevo sentido a tu vida, es importante que elimines la variable
“fracaso” de la ecuación.
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vivo?
Intenta recordar esos momentos en los que una energía te
recorrió y te sentiste verdaderamente vivo, enérgico, capaz de comerte el
mundo. Esa es una de tus pasiones y no la debes dejar escapar porque es una de
las llaves de tu felicidad. Intenta que estas sensaciones sean cada vez más
frecuentes en tu vida y no algo que sucede raramente.
Conocer tu propósito da sentido a tu vida.
Cuando la vida tiene sentido puedes soportar cualquier
cosa. Tener esperanza es el resultado de
tener un propósito.
Conocer tu propósito simplifica tu vida.
Esto define lo que haces o lo que dejas de hacer. Los que no
entienden su propósito suelen esforzarse demasiado y eso causa estrés,
cansancio y conflicto. Esto hace que
dirijas tu energía a lo que es importante.
Te conviertes en una persona selectiva.
Conocer tu propósito estimula tu vida.
El propósito siempre produce entusiasmo, el entusiasmo se
disipa por falta de propósito. Por lo general, es el trabajo sin propósito, no
el excesivo, el que nos acaba, nos deja sin fuerzas y nos roba el gozo.
“Todo el mundo tiene un propósito en la vida, un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas.”
Deepak Chopra
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