Situaciones o Conflictos
En ocasiones nos encontramos en momentos de la vida, situaciones o conflictos dónde nos preguntamos: qué hacer?
Nadie en esta vida te conoce mejor que tú. Has vivido contigo cada uno de los días de tu vida, por lo que nadie podría tener mejor respuesta que la tuya a esa pregunta.
Lo que le funciona a los otros, no necesariamente tiene por qué funcionarte a ti. Casi todos al final o desde el principio actuamos según aquello en lo que creemos y no por lo que los otros nos digan. Es por ello que resulta tan valioso encontrar tus respuestas y tus soluciones a los conflictos, en especial aquellos vinculados a tus relaciones. Encontrar tu manera de ser y conducirte en situaciones específicas e importantes para ti.
No tenemos el poder de cambiar la personalidad de los otros, ni de modificar la manera cómo se comportan con nosotros, ni de transformar sus decisiones o solucionar sus conflictos interiores. Si tenemos otros poderes, muy valiosos e importantes para nosotros en todas nuestras relaciones. Podemos decidir cómo queremos que sea nuestra mitad, nuestra parte en esa relación, diseñar nuestra porción, estableciendo límites saludables, siendo responsables de nosotros mismos y de nuestro bienestar emocional. Podemos decidir cómo queremos reaccionar ante aquello que nos sucede y cómo responder a lo que vivimos en nuestras relaciones.
Regálate tiempo para estar contigo, reflexionar y explorar todo lo vinculado a la relación desde el pasado hasta hoy, un recorrido de ida y vuelta. Tal vez podrás reconocer un patrón o una dinámica establecida en la relación, lo común, aquello que casi siempre sucede y ha sido la norma en la relación.
Recuerda y analiza como ha sido esa relación, cómo te has sentido y las reacciones que ha tenido la otra persona para contigo en situaciones similares en el pasado que puedan servirte de referencia.
Se trata de beneficiarte de tus experiencias pasadas para encontrar la manera de solucionar situaciones presentes. Explorar que podrías hacer diferente si deseas lograr un resultado diferente.
Hay personas que tienen la capacidad de sacarnos de nuestro centro, crear interferencias emocionales en nosotros y movernos fuera de balance. Es por ello que retomar cómo somos cuando nos sentimos a gusto y siendo nosotros mismos en otras relaciones es muy buen inicio para identificar aquello que queremos lograr en esta situación en específico.
Pregúntate, adentro y profundo, qué quieres hacer? Cómo quieres actuar? Cuál sería la solución para ti, el resultado que deseas para el conflicto o situación que estas viviendo? Qué puedes hacer diferente para lograr eso que deseas?
Reflexiona sobre tus propósitos, aquello que deseas lograr. Es muy probable que sean más de uno, ordénalos en orden de relevancia para ti, comenzando por el de mayor importancia.
Estarás pensando que muchas veces no tenemos claro lo que queremos. Cuando aún no sabes exactamente lo que quieres, casi siempre sabes y tienes muy claro lo que no quieres. Este siempre puede ser un buen comienzo, proponerte como meta aquello que deseas evitar, lo que no quieres para ti, ni que suceda en tu vida, por lo que emprender acciones para prevenirlo es igualmente válido y eficaz.
Una vez que puedes identificar el final deseado, el lugar a donde deseas llegar, puedes comenzar a explorar los caminos para llegar allí. Cuáles son tus fortalezas, dones y talentos desde los cuales actuar para lograr lo que deseas y que estas cualidades te sirvan de apoyo y guía.
Muchas veces resulta muy útil para lograrlo comenzar con el final en mente, para encaminar nuestros pasos en esa dirección.
Procura identificar opciones diferentes de cómo hacerlo, te sorprenderás de tu creatividad para encontrar soluciones.
Ahora, piensa en el efecto que podrían tener estas acciones, las consecuencias probables de cada una de ellas. Cuál sería la más efectiva, la que mejor te garantice que logres el resultado que deseas. Tú eres la persona mejor informada sobre el efecto que podrían tener en ti, en el otro y para la relación cada una de las opciones que consideres como solución, porque tú has vivido dentro de la relación y tienes experiencias pasadas para poder anticipar tu reacción y la del otro.
Escoge aquella acción o acciones que mejor te ayuden a lograr lo que deseas y ponlas en práctica. Si el resultado no es el esperado siempre puedes corregir la brújula y enderezar el rumbo hasta que poco a poco, haciendo camino al andar como nos enseñó el poeta, logres aquello que deseas.
Cada experiencia es una oportunidad para aprender y crecer.
Detrás de cada vivencia y relación en nuestra vida hay una lección importante y necesaria para nosotros. Incluso aquellas personas con las que tenemos una relación muy difícil y complicada, tienen un propósito en nuestra vida, existe una razón por la cual ellas están presentes en nuestra vida. Se trata de encontrar la lección detrás de la persona y de lo que nos sucede.
Vivir esta experiencia como una oportunidad de aprendizaje para crecer y avanzar en el camino hacia nuestro bienestar.
Cada situación que vivimos en la cual tenemos que tomar decisiones importantes sobre nosotros y nuestras relaciones, es una oportunidad para poner límites saludables y asumir la responsabilidad por nosotros y nuestro bienestar. Ocuparse de uno mismo para aprender y crecer, de igual manera que le permitimos a los otros hacer lo mismo.
Una de las mejores ocasiones que tenemos para hacer el bien, entregar lo mejor y ayudar a los demás sucede cuando asumimos la responsabilidad con nosotros mismos y nuestra vida, a la vez que le ofrecemos al otro igual oportunidad de hacer lo mismo.
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