Que quede claro que «seguir el juego espiritual» significa dedicar toda tu mente, todo tu cuerpo, toda tu alma, al proceso de crearte a Ti mismo a imagen y semejanza de Dios.
Este es el proceso de Auto-realización sobre el que han escrito los místicos orientales. Y es el proceso de salvación del que se han ocupado muchos teólogos occidentales.
Se trata de un acto de suprema conciencia realizado día a día, hora a hora, momento a momento. Es una elección, y una re-elección, en cada instante. Es una continua creación. Una creación consciente; creación con un propósito. Se trata de utilizar las herramientas de creación de las que hemos hablado, y de utilizarlas conscientemente y con una sublime intención.
Eso es «participar en el juego espiritual». Entonces, ¿cuánto tiempo llevas dedicado a ello?
Ni siquiera he empezado.
Tampoco te vayas de un extremo al otro, y no seas tan duro contigo mismo. Tú sí te has dedicado a este proceso, y en realidad estás más metido en él de lo que crees. Pero no has estado haciéndolo durante veinte años, ni nada parecido. Sin embargo, lo cierto es que no es importante cuánto tiempo lleves dedicado a ello. ¿Lo estás ahora?: eso es lo que cuenta.
Llegado el momento, incluso el bienestar físico de los miembros de tu familia dejará de preocuparte, ya que, una vez alcances un determinado nivel de conciencia de Dios, entenderás que no eres responsable de ninguna otra alma humana, y que, si bien es digno de encomio querer que todas las almas gocen de bienestar, cada una de ellas debe elegir –está eligiendo- su propio destino en cada momento.
Es obvio que maltratar o destruir deliberadamente a otra persona no es precisamente la acción más elevada. Es obvio que resulta igualmente inapropiado descuidar las necesidades de quienes has hecho que dependan de ti.
Tu tarea consiste en hacer que sean independientes; en enseñarles -del modo más rápido y completo posible- cómo prescindir de ti. No les favoreces mientras te necesiten para sobrevivir, sino sólo, y realmente, en el momento en que se den cuenta de que no te necesitan.
En el mismo sentido, el momento más importante para Dios será aquel en que os deis cuenta de que no necesitáis a ningún Dios.
Sí; ya lo sé... esto es la antítesis de todo lo que siempre habéis pensado. Pero vuestros maestros os han hablado de un Dios colérico y envidioso, de un Dios que necesita que le necesiten. Y eso no es un Dios en absoluto, sino un neurótico sustituto de lo que sería una deidad.
-Un auténtico Maestro no es aquel que tiene más discípulos, sino aquel que crea más Maestros.
-Un auténtico líder, no es aquel que cuenta con más seguidores, sino aquel que crea más líderes.
-Un auténtico rey no es aquel que tiene más súbditos, sino aquel que hace que la mayoría de ellos accedan a la realeza.
-Un auténtico profesor no es aquel que posee más conocimiento, sino aquel que logra que la mayoría de sus semejantes alcancen el conocimiento.
-Y un auténtico Dios no es Aquel que cuenta con el mayor número de siervos, sino Aquel que sirve al mayor número de ellos, haciéndoles así Dioses.
Este es pues, el propósito y la gloria de Dios; que Sus súbditos dejen de serlo, y que todos conozcan a Dios no como lo inalcanzable, sino como lo inevitable.
Quisiera que entendieras esto: vuestro destino feliz es inevitable. No podéis dejar de «salvaros». No hay más infierno que ignorar esto.
"Dios es amor y aquel que more en el amor, mora en Dios y Dios en él "
Conversaciones con Dios - Neale Donald Walsch
Este es el proceso de Auto-realización sobre el que han escrito los místicos orientales. Y es el proceso de salvación del que se han ocupado muchos teólogos occidentales.
Se trata de un acto de suprema conciencia realizado día a día, hora a hora, momento a momento. Es una elección, y una re-elección, en cada instante. Es una continua creación. Una creación consciente; creación con un propósito. Se trata de utilizar las herramientas de creación de las que hemos hablado, y de utilizarlas conscientemente y con una sublime intención.
Eso es «participar en el juego espiritual». Entonces, ¿cuánto tiempo llevas dedicado a ello?
Ni siquiera he empezado.
Tampoco te vayas de un extremo al otro, y no seas tan duro contigo mismo. Tú sí te has dedicado a este proceso, y en realidad estás más metido en él de lo que crees. Pero no has estado haciéndolo durante veinte años, ni nada parecido. Sin embargo, lo cierto es que no es importante cuánto tiempo lleves dedicado a ello. ¿Lo estás ahora?: eso es lo que cuenta.
Llegado el momento, incluso el bienestar físico de los miembros de tu familia dejará de preocuparte, ya que, una vez alcances un determinado nivel de conciencia de Dios, entenderás que no eres responsable de ninguna otra alma humana, y que, si bien es digno de encomio querer que todas las almas gocen de bienestar, cada una de ellas debe elegir –está eligiendo- su propio destino en cada momento.
Es obvio que maltratar o destruir deliberadamente a otra persona no es precisamente la acción más elevada. Es obvio que resulta igualmente inapropiado descuidar las necesidades de quienes has hecho que dependan de ti.
Tu tarea consiste en hacer que sean independientes; en enseñarles -del modo más rápido y completo posible- cómo prescindir de ti. No les favoreces mientras te necesiten para sobrevivir, sino sólo, y realmente, en el momento en que se den cuenta de que no te necesitan.
En el mismo sentido, el momento más importante para Dios será aquel en que os deis cuenta de que no necesitáis a ningún Dios.
Sí; ya lo sé... esto es la antítesis de todo lo que siempre habéis pensado. Pero vuestros maestros os han hablado de un Dios colérico y envidioso, de un Dios que necesita que le necesiten. Y eso no es un Dios en absoluto, sino un neurótico sustituto de lo que sería una deidad.
-Un auténtico Maestro no es aquel que tiene más discípulos, sino aquel que crea más Maestros.
-Un auténtico líder, no es aquel que cuenta con más seguidores, sino aquel que crea más líderes.
-Un auténtico rey no es aquel que tiene más súbditos, sino aquel que hace que la mayoría de ellos accedan a la realeza.
-Un auténtico profesor no es aquel que posee más conocimiento, sino aquel que logra que la mayoría de sus semejantes alcancen el conocimiento.
-Y un auténtico Dios no es Aquel que cuenta con el mayor número de siervos, sino Aquel que sirve al mayor número de ellos, haciéndoles así Dioses.
Este es pues, el propósito y la gloria de Dios; que Sus súbditos dejen de serlo, y que todos conozcan a Dios no como lo inalcanzable, sino como lo inevitable.
Quisiera que entendieras esto: vuestro destino feliz es inevitable. No podéis dejar de «salvaros». No hay más infierno que ignorar esto.
"Dios es amor y aquel que more en el amor, mora en Dios y Dios en él "
Conversaciones con Dios - Neale Donald Walsch
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