El miedo al rechazo puede ser tu peor enemigo o tu mejor aliado
Una vez me encontré sintiendo en mis carnes ese gran miedo al rechazo. Un temor que nada tenía con hablar en público o hacer una entrevista de trabajo. Ese gran miedo surgió cuando debía expresarlo que sentía y lo que en verdad quería a una de mis mejores amigas.
Me enfadaba muchísimo cuando estaba sola y necesitaba decirle todo aquello que rondaba por mi mente a una velocidad de vértigo. Pero, para mis adentros, tenía mucho miedo a hacerlo, a que ella no aceptase mi punto de vista, a que se enfadase, a que me rechazase.
Probablemente todos nosotros, en algún momento, hemos sido conscientes de este gran miedo. Un miedo que provoca que te preocupes de cómo te verán los demás. En muchas ocasiones, este miedo evita que nos enfrentemos a las personas por el temor al qué dirán.Estaría genial eliminar este miedo, pero ¿te imaginas no sentirlo nunca más? Tal vez tenga alguna consecuencia positiva que nos ayuda más de lo que pensamos, quizás sea necesario para nosotros experimentarlo. ¿Sería posible hacer que el miedo al rechazo se convirtiese en uno de nuestros mejores aliados?
Todos tenemos miedo al rechazo
El miedo al rechazo puede surgir cuando intentamos declararle nuestro amor a la persona que amamos. Esto puede provocar que no hagas lo que quieres, que te reprimas y te calles. Una situación que te enloquecerá y que puede tener como consecuencias la ansiedad.Pero, ¿por qué tenemos tanto miedo a ello? Si muchas veces pensamos “bueno, el no ya lo tengo, así que no hay nada que perder” ¿por qué no nos atrevemos? Porque nuestro miedo ha nacido con nosotros, pero además lo hemos aprendido y si tenemos una baja autoestima incluso se ha intensificado.
Desde que nacemos tenemos la necesidad de sentirnos parte de un grupo. Parte de nuestra familia, de las personas de nuestra misma edad, de la sociedad… Pero, a medida que crecemos y se desarrolla nuestra personalidad nos damos cuenta de que somos diferentes y de que ciertas actitudes no son “bien vistas” o “bien aceptadas”.
Es normal que le des importancia a la opinión de los demás. Pero si esto en vez de ser un complemento, un punto de vista diferente, se convierte en lo más importante, en la única razón y verdad, tienes mucho trabajo que hacer
Es entonces cuando intentas cambiar para parecerte a los demás, para no desentonar y que no te miren mal. Pero cuando haces esto, tu autoestima cae y sientes que ya no eres tú mismo. Es difícil lograr ser alguien que no eres y aún es más complicado esforzarse por no aceptarse a uno mismo.
El miedo es tu aliado
En lo que acabamos de mencionar el miedo es tu enemigo. Te limita, te paraliza y evita que te arriesgues, que seas tú mismo y que hagas lo que quieres. A pesar de esto, el miedo al rechazo en su justa medida puede ser positivo.
- Te despierta: imagínate que tienes que hablar delante de un público y tu miedo al rechazo surge con más fuerza que nunca. Este miedo ha aparecido para alertarte de una situación importante en la que te pondrás a prueba. Utilízalo a tu favor para despertar de tu letargo y ponerte las pilas. El miedo te motivará para que tu exposición sea la mejor que hayas hecho nunca.
- Te alerta: si el miedo no apareciese no serías consciente de que no das tu opinión por temor a lo que pueden pensar los demás, que no te enfrentas a determinadas situaciones porque crees que te juzgarán… La sensación de temor puede ayudarte a que indagues en el origen de aquello que ahora te está inmovilizando. Así podrás darte cuenta de ciertos problemas que has venido arrastrando desde hace tiempo.
- Te advierte: el miedo puede aparecer en una situación para la que no te encuentras preparado. Por ejemplo, quieres declararle tu amor a esa persona que te ha dejado prendado, pero tal vez en tu interior sabes que es precipitado, que no la conoces lo suficiente y que incluso hay ciertas cosas de ella que no te encajan del todo bien. El miedo puede prevenirte para que te tomes un poco más de tiempo.
El miedo no siempre nos proporcionará una reacción de huida, pues esa energía que nos aborda cuando lo sentimos podemos elegir cómo utilizarla. Puede convertirse en nuestra mejor fuente de motivación para enfrentarnos a situaciones que de otra forma nunca haríamos. Tú decides si el miedo al rechazo te paraliza o te impulsa hacia adelante.
¿Qué vas a perder por intentarlo?
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