La definición de la madurez emocional
La definición psicológica que se le da a la madurez emocional es el “ser capaz de aceptar la realidad de las personas y cosas tal cual son”.
Las personas maduras poseen cualidades que hacen que su carácter sea funcional, agradable para los demás y sobre todo saludable para nuestro organismo.
La persona madura debe ser capaz de establecerse metas que quiere cumplir y llevar a cabo todo lo que tienen que hacer para que estas metas se cumplan a un corto o largo plazo.
¿Cómo logramos alcanzar una mayor madurez y sentirnos mejor con nosotros mismos?
-Debemos controlar nuestras emociones y pensar bien antes de tomar acción.
-Confiar en nosotros mismos y en la capacidad que tenemos para actuar de una manera acertada.
-Tener paciencia para con los demás y pensar que no todos deben estar de acuerdo con nuestro punto de vista.
-Debemos conectarnos de una manera positiva con las personas que nos rodean.
-Debemos tratar de ayudar a quien podamos y apoyar a aquellas personas vulnerables.
-Saber mantener un equilibrio en nuestras emociones, de manera que podamos reducir el nivel de estrés a lo máximo y pensar con serenidad.
-Debemos perseverar en nuestras metas a largo y a corto plazo y enfocarnos en nuestros ideales sin abandonar lo que estamos persiguiendo.
-Debemos tener la capacidad de tomar decisiones que nos van a ayudar a prosperar.
-Debemos ser humildes para aceptar nuestros errores.
-No debemos criticar ni juzgar a los demás por lo que hacen ni formarnos un juicio a la ligera sobre alguna persona o situación.
La madurez y nuestras experiencias diarias
Debemos tomar en cuenta que la madurez se forma conforme a nuestras experiencias en la vida.
A veces, observamos el comportamiento y reacciones de alguien y llegamos a la conclusión de que es una persona inmadura o parece no querer ser un adulto, pero ¿En qué consiste la madurez emocional? ¿Cómo es ser realmente un adulto?
La persona emocionalmente madura tiene una identidad desarrollada, sabe quién es y trata de ser fiel a sí misma y sus valores y vivir y comportarse de acuerdo con ello y no según las modas o lo que dicte el grupo al que pertenece.
*Sabe distinguir entre razón y emoción y, aunque puede optar por dejarse llevar por uno u otro aspecto, según lo prefiera, es capaz de elegir en vez de verse dominado por las emociones o tratar de controlarlas recurriendo exclusivamente a la razón. Es decir, presenta un equilibrio adecuado entre razón y emoción.
*Tiene metas y objetivos realistas que alcanzar y planifica y lleva a cabo las acciones necesarias para lograr dichas metas, sin quedarse solo en palabras o fantasías. Sus metas le ayudan a dotar de sentido a su vida, alcanzar logros y mejorar su situación. Por el contrario, las personas sin metas viven vidas mucho más vacías y con menos sentido.
*No son personas pasivas y dependientes, sino independientes y asertivas, capaces de reconocer sus propios derechos y luchar por ellos. Hacen lo posible por reconocer sus defectos y errores y buscan soluciones a sus problemas en vez de culpar a los demás o quejarse. Piden ayuda cuando realmente la necesitan, y la aceptan de buena gana, pero no piden ayuda innecesariamente.
No se sienten a merced de los demás, sino dueños de sus propias vidas.
*Establecen relaciones de igual a igual, mientras que las personas más inmaduras a menudo establecen el rol de padre/madre o hijo en sus relaciones con los demás. Las personas emocionalmente maduras se relacionan con los demás desde su propia independencia e individualidad. Son personas autosuficientes, que pueden estar solas y valerse por sí mismas, pero que pueden elegir compartir su vida con alguien. En sus relaciones dan y reciben por igual, son capaces tanto de dar como de recibir amor, ayuda, consuelo y apoyo.
*No se ofenden con facilidad ni les afectan especialmente las críticas o comentarios negativos de los demás, porque tienen una buena autoestima, saben reconocer sus fallos y aceptarlos, saben tomarse a sí mismos con sentido del humor cuando hace falta, saben que no son perfectos y, en general, tienen una buena opinión de sí mismos que no se ve resquebrajada con facilidad por comentarios negativos.
*Tienen una mente abierta, son tolerantes, están dispuestos a tener en cuenta nuevas ideas, a cambiar su modo de hacer las cosas si ven que hay otro mejor, tienen en cuenta los puntos de vista de los demás, aceptan las críticas constructivas y aprenden de ellas. Están dispuestos a hacer cambios si lo consideran adecuado y son capaces de abandonar determinadas conductas que son perjudiciales.
*Buscan el crecimiento y desarrollo personal, son conscientes de sus aspectos positivos y negativos y tratan de ser mejores personas, aprender y conocerse mejor a sí mismos.
En cambio, la persona emocionalmente inmadura sigue viviendo su vida como si fuera un niño. Eso hace que se sienta dependiente, a merced de los demás, sin poder personal, viendo el mundo como un lugar amenazante y a sí mismo sin capacidad suficiente para afrontarlo. El mundo le parece controlador y peligroso y acaba siendo una persona tremendamente desgraciada. Tiene miedo a la soledad, a tener sus propias opiniones y defender sus ideas y no reconoce su propio valor como persona porque se siente débil.
No todos maduramos al mismo tiempo ya que la madurez no sólo es cuestión de una etapa de la vida o de la edad, sino también influyen muchas cosas como la sociedad en la que vivamos, nuestra cultura, educación y la vida que estemos llevando individualmente.
Todos vamos pasando por diferentes situaciones en la vida en las que vamos adquiriendo experiencia y conocimiento de distintas formas. Los acontecimientos en los que nos vayamos viendo involucrados van a marcar de manera importante nuestra vida y, la forma de enfrentarlos son los que nos van a definir como personas conscientes y responsables, muchas personas consideran que un suceso fuerte nos marca y nos cambia pero es importante resaltar que cada uno de nosotros tomamos o aceptamos las cosas de diferente forma y que la madurez sólo la vamos a lograr cuando seamos capaces de conocernos a nosotros mismos y de enfrentar de la mejor manera lo que se nos vaya presentando.
El camino hacia la madurez
El camino hacia la madurez emocional implica, inevitablemente, separación y soledad. Saber estar solo sin sentirse solo, es uno de los principales pasos hacia la madurez.
Si piensas que no eres lo bastante maduro emocionalmente y quieres hacer algo para remediarlo, puedes comenzar por reconocer tus reacciones y comportamientos inmaduros.
Las reacciones emocionales exageradas, por muy justificadas que te parezcan en ese momento, son un indicio de que algo anda mal. Si, por ejemplo, te enfadas en exceso porque alguien no ha hecho por ti lo que esperabas que hiciera y te sientes abandonado, entonces es muy probable que estés operando en un modo infantil, esperando que alguien solucione tus problemas por ti, te cuide o te proteja. Si necesitas ayuda pídela de una manera abierta y amable, pero hazte responsable de la solución de tus propios problemas y de tu vida en general.
Conforme vayas ejerciendo autosuficiencia e independencia, resolviendo tus problemas por tu cuenta, buscando tus propias soluciones, verás que tu autoestima aumenta, así como tu sensación de autoeficacia y de capacidad, y tendrás menos miedo de la vida y del mundo.
Conforme más capaz te veas de afrontar el mundo por ti mismo, menos miedo le tendrás y más feliz podrás ser.
Como ves, es cuestión de practicar.
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