La existencia plena, es vivir bajo la ley de la espontaneidad
La espontaneidad es natural, la espontaneidad es una ley universal, que no solo rige las leyes del universo, de la naturaleza, sino también rige las leyes que gobiernan nuestras vidas. Así como el universo nunca fue planificado más bien surgió de manera espontánea nuestra vida que es parte de este universo no debería escapar a esta espontaneidad.
"El hombre que vive con muchos deberías y no deberías, no es un hombre creativo, es prisionero…
El creativo debe destruir todos los deberías, necesita espacio y libertad, y allí crecerá su espontaneidad".Osho
La ley de la espontaneidad nos hace vivir en el hoy, pues el pasado nos atormenta y el futuro nos esclaviza; sí como lo señala Osho, acarrear el pasado crea problemas.
....solo este momento es.
El "EXISTIR" se asemeja a la hoja arrojada al viento, la cual se deja llevar por las fuerzas que originan los vientos, las fuerzas de la vida, aquellas fuerzas que no podemos dominar, asumir esta concepción te permite gozar de lo cotidiano, del momento, de lo imprevisto, del existir…
Vivir espontáneamente es vivir con sencillez, es vivir en armonía con la naturaleza, es vivir en equilibrio con ella, haciendo solo lo importante, dejando de lado lo superficial, pasando más tiempo con los seres que amamos y nos aman, y menos tiempo con los aduladores, vivir espontáneamente es disfrutar de lo sencillo que es vivir, el saborear una taza de café bien oscuro, sentir su aroma, deleitarnos con su sabor amargo, vivir espontáneamente es dejarse envolver por la melodía de una canción, dejarse conquistar por la sonrisa de un niño, que te dice: ¡Te quiero! con sinceridad, vivir espontáneamente es sembrar un árbol, y sentirte pleno en medio de la naturaleza, vivir espontáneamente es gozar de una caminata larga por la orilla del mar, llegar cansado a nuestro hogar, y gozar del simple hecho de mojar nuestro rostro con agua fresca.
Es necesario por tanto para ser libres, deshacerse de las apariencias, destruir el ego el cual hemos construído en años de engañarnos a nosotros mismos, ser capaces de renunciar a todo lo superficial, de comenzar la búsqueda de la verdad, de lo importante, lo trascendental, lograr el estado del “ser”, es decir nuestra identidad, nuestra esencia, gracias a una búsqueda más profunda, la cual está en ti mismo, en nuestro interior, desarrollar nuestra conciencia; vivir en el ahora es el estado natural de libertad, si nos identificamos con nuestro ser, nada perderemos, nada añoraremos, nada cuidaremos, somos libres para ser lo que somos, y para ir por el mundo, sin un peso que nos haga sentir prisioneros de vidas que no deseamos.
El que busca el poder está condenado a vivir en desequilibrio, a vivir sin libertad, vivirá atrapado en un mito, esclavo de sus pasiones y lleno de carencias internas.
Todo lo más bello que existe surge de manera espontánea: las melodías, las bellezas naturales, todo nació de la nada. ¿Acaso ser nada no significa ser todo?
La vida fluye y seguirá fluyendo, no se detiene ni se detendrá por ti ni por nadie simplemente fluye y seguirá fluyendo porque es espontánea.
El desarrollo de la conciencia y el estado de libertad
La expansión de nuestra conciencia nos permitirá la libertad, esa que va más allá del derecho al sufragio, a la expresión de nuestras ideas. Esa libertad que se logra de la nada, del vivir sin ataduras, con desapego.
Eso significa renacer, reinventarse, enfrentar a la vida con dignidad, con consciencia de nuestros actos, aprendiendo de nuestros aciertos, de nuestros errores y nuestras omisiones, a tener consciencia de que todos los días que la vida nos regala, es una nueva oportunidad para podernos liberar de nuestras cadenas del pasado o del futuro, es una nueva oportunidad para vivir con intensidad, de conocernos y mucho mejor aún, ser conscientes de que podemos ser mejores personas cada día, cada instante.
La libertad, el primer valor, significa vivir en coherencia con lo que se dice y se hace
y hacer lo que se dice; pensar objetivamente, dejando atrás nuestro pasado primitivo.
La libertad, que es la que nos hace verdaderamente humanos, es un bien que no se adquiere con dinero, ni con poder. La libertad es un bien que se adquiere con una existencia digna, coherente, con una existencia basada en la búsqueda de la verdad, en la necesidad de trascender.
No somos un producto acabado, estamos en crecimiento día a día, somos proceso, entonces tenemos la oportunidad de reinventarnos, sin ataduras ni temores con una espiritualidad basada en la espontaneidad, en lo natural.
Haz lo que quieras hoy, lo que te plazca, admira el cielo, el sonido del agua, lo bello de tus ojos, lo hermoso y enigmático del rostro de los tuyos y de las personas con las que te encuentras en la calle; admira el timbre de voz de cada persona con la que conversas, admíralo todo, ¡disfrútalo! sin ningún tipo de reparo, aprovechando toda la naturaleza que nos rodea, el amor de las personas que más amamos, aprovechando cada experiencia, y si te equivocas, pues bien, después de todo siempre habrá una nueva oportunidad de ser mejores.
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